Entre susurros,te dije todo esto.

Superaste mis limites,te adentraste dentro de mi corazón, cerrado a cal y canto por una llave que solo yo poseía. Pero llegaste, no se como pero lo hiciste, te encontraste de bruces delante de la puerta que lo protegía, quizá la echaste abajo o simplemente esperaste a que yo la abriera, es una de las cosas que jamás te pregunte. Pero después de aquello nada fue lo mismo, cada vez que te reías se formaba una sonrisa en mi cara, era involuntario, tu tomaste el control, te convertiste en lo primero,en lo esencial. Te pensaba cada mañana, no había momento en que desaparecieses de mi maldita cabeza, estabas ahí, aunque fuese en el rincón más remoto de mi mente,allí,estabas tu. Lo que nadie nos dijo,es que no había opciones, que por mucho que te adentrases, había algo que estaba por encima, impidiéndonos avanzar. Impidiendo que tu mano y mi mano se juntaran, que tu boca estuviera a un puñetero centímetro de la mía. Que en los días de lluvia, estuvieses a mi lado, arropándome. Pero lo que si sé, es que en cada pensamiento con tu nombre, mi corazón se aceleraba, tratando de ganar una maldita carrera,  como si el trofeo fueses tú. También había momentos de nostalgia,momentos en los que notaba  que mi corazón te llamaba, como un loco, que mi pecho se encogía y que mi mirada se empañaba. Que descendían lagrimas de mis mejillas y que yo trataba de pararlas, porque a medida que pasaba el tiempo, el dolor era más fuerte.

Y así, sin más, te acogí,y te cogí cariño.