Explosión.

Nunca se cómo empezar con esto, nunca se si me callo demasiadas cosas o expreso demasiado. Pero lo que, si sé, es que con todo lo vivido, doy gracias por poder seguir en este camino, en este que es la vida.

Porque he tenido la suerte de poder reír con todos los seres a los que quiero, de abrazarlos y decirles lo mucho que les quiero. Y cuando tienes eso, sobra todo lo demás.

He llegado a estar enfadada con el mundo, por quitarme las estrellas más bonitas que tenía. He llegado a suplicar por la vida de quienes la merecían. A llorar intensamente en situaciones de descontrol. De pegarme con el aire mientras la rabia invadía mis venas.

No sabía lo que era cuidarme a mí misma, ha habido tantas ocasiones donde no he tenido ni idea de todo el daño que me he estado haciendo, de todo lo que sufría innecesariamente .

Mirarme al espejo, me ha ayudado a quererme, tal y como soy. Sin ningún pudor por todo lo que podría preocuparme, sonriéndome y devolviéndome a mí misma la sonrisa. Cuando he llorado y reído de la desesperación, he encontrado el consuelo de los brazos y las palabras necesarias.

Lo que tengo muy claro es que he aprendido a vivir la vida desde otra perspectiva. Le he dado la vuelta a la tortilla y he seguido fuerte hacia las adversidades. Huyendo de los malos momentos, porque sí, he tenido muchos de ellos. Apostando por todo aquello que pensaba que merecía la pena. Viendo todo fluir, como si nada volviese. Y es por eso, que os debo tanto, a todos.

Pero sobre todo al jodido tiempo, al jodido universo, que me han puesto aquí, en este camino, en este que se llama VIDA. MI vida.