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27 de febrero de 2019

Terremotos y guerras.





El punto limite, el caerte o el seguir. Esa es la cuestión, los paréntesis nunca han sido señal de algo bueno. Siento que no he dado aún todo lo mejor de mi, que no he sacado todas mi armas.
Es en vano que pida tregua a una guerra que ni siquiera he iniciado, pero el amor es así, es inexplicable.
No atiende a motivos ni razones, simplemente es ciego. Lo sientes y te aferras a él, porque el sentimiento es lo que te mueve, pero la persona es lo que te incendia. Quisiera que volviéramos a ser fuego que arde, que juntos agarrados siguiéramos siendo lo que hemos sido.

Ojalá que todos los castillos que construimos nunca se derrumben, pero a veces, igual es demasiado pedir y llega el terremoto que lo destruye todo. Pero quisiera ser esas personas que después del desastre, no pierden la calma. Como diría Pereza, todo, lo quiero contigo todo. Las sonrisas, los abrazos, mirarte a los ojos y derretirme. Las peleas, las discusiones y los lloros.

Las guerras nunca fueron fáciles, pero nunca fueron imposibles de ganar.



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